Abandonando la casa...


Hemos abandonado -por fin- nuestra casa. Es una sensación rara, pero satisfactoria. (vamos a extrañar ese departamento!! lo amabamos)
Lleno de cachureos por guardar (o simplemente desprenderse) Sin lugar a dudas es una gran lección de vida...

Posteriormente fuimos al "asado oficial de despedida familiar" en El Arrayán. Bue... casi nuestro asado se convirtió en un "almuerzo chino" gracias a la nieve. El punto fue que los mandé a la punta del cerro, saqué mi "don de mando" (una mezcla de pataleta e intransiguencia y llamado a la cordura), pues es completamente absurdo subir a los cerros para comer comida china!!

Gracias a Dios... la familia Calvo-Yáñez entró en cordura e hicimos un pequeño buen asado dieciochero y pudimos Carla y yo jugar un rato con los sobrinillos.


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