Deiva Marina y Cinque Terre

Después de pasar la noche de largo en Milán, cogimos el primer tren hacia Deiva Marina, cerca de las Cinque Terre. Este es un conjunto de pueblitos costeros, en medios de las rocas, que son un hermoso parque natural.

Una vez en nuestro destino, salimos de la estación de trenes y nos dimos cuenta que cometimos un pequeño error.
Carla: ¿tú te acuerdas del nombre del Hotel?
Gonzalo: mmm... no. Pero hiciste tú la reserva, ¿no recuerdas?
Carla: ehh... sí, pero bueno, tú también deberías acordarte... si estabas al lado mío cuando reservamos...

Rápidamente, hicimos lo más sensato... caminar en dirección al mar y buscar nuestro alojamiento a ver sí... "lo reconociamos".

Carla: Posso fare una domanda?
La vieja que atiende: si... ahh... segnora Torres?
Carla: si
LVQA: benvenuti... aspetabamos il suo arrivo!
(le achuntamos al hotel)

Una vez instalados, en un bonito día de sol, fuimos a conocer la playa de nuestro pueblo y fuimos en tren hacia las Cinque Terre. Nuestra primera parada fue Monterosso, si bien la playa era de arena no muy fina y piedrecillas, era muy bonita y el intenso color azules y verdosos llamaban a instalarse con nuestros trajes de baño... y beber nuestra primera copa de vino!





A pesar del cansancio y la falta de sueño también fuimos Riomaggiore, el más al sur de los pueblos. Hicimos una bonita y romántica caminata por la ruta del amor (aawwwwwmm) que bordea los acantilados de esa zona en dirección a Manarola y Corniglia.




Finalizamos la giornata con un genuine gelatto italiano. E vero!



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