Una vez en nuestro destino, salimos de la estación de trenes y nos dimos cuenta que cometimos un pequeño error.
Carla: ¿tú te acuerdas del nombre del Hotel?
Gonzalo: mmm... no. Pero hiciste tú la reserva, ¿no recuerdas?
Carla: ehh... sí, pero bueno, tú también deberías acordarte... si estabas al lado mío cuando reservamos...
Rápidamente, hicimos lo más sensato... caminar en dirección al mar y buscar nuestro alojamiento a ver sí... "lo reconociamos".
Carla: Posso fare una domanda?
La vieja que atiende: si... ahh... segnora Torres?
Carla: si
LVQA: benvenuti... aspetabamos il suo arrivo!
(le achuntamos al hotel)
Una vez instalados, en un bonito día de sol, fuimos a conocer la playa de nuestro pueblo y fuimos en tren hacia las Cinque Terre. Nuestra primera parada fue Monterosso, si bien la playa era de arena no muy fina y piedrecillas, era muy bonita y el intenso color azules y verdosos llamaban a instalarse con nuestros trajes de baño... y beber nuestra primera copa de vino!
A pesar del cansancio y la falta de sueño también fuimos Riomaggiore, el más al sur de los pueblos. Hicimos una bonita y romántica caminata por la ruta del amor (aawwwwwmm) que bordea los acantilados de esa zona en dirección a Manarola y Corniglia.
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