Semana Santa en Zaragoza, Zara Santa Goza


Cuatro días a nuestra disposición y el destino elegido Zaragoza. Como le encanta decir a Gonzalo:”mientras España sufre, Zara – Goza”.

Muy temprano el jueves (sí, en España es feriado desde el jueves!), y tras haber trasnochado con las niñas del Master, tomamos el bus y llegamos a nuestro destino luego de casi 6 horas, uffff.

Nos recibió Carlos junto con su hijo Guillermo. Mientras Sara, la mujer de Carlos, estaba haciendo habitable la casa y mientras sacaba a pasear a la “tota”, el perro del clan.

Carlos es amigo de Gonzalo desde que trabajaron juntos buscando viento en Chile. Así es, ambos recorrían el país, y cuando sentían que el viento lograba moverlos o veían árboles doblados, instalaban una antena para medir viento… en fin, hay gente que se dedica a estas cosas raras.

Él nos recibió con su hijo, con una pataleta aragonesa propia de un maño (así se hacen llamar los de Aragón) testarudo, pero TESTARUDO… con mayúsculas. Cuando después de intensas y largas negociaciones (grandes sumas de monedas de 5 euro-cents de chocolate en juego), se llegó a acuerdo y Guille optó por sonreír y portarse bien (“te juro que nunca se había portado así… desconozco a mi hijo”). Lo interesante del asunto es que nuestro pequeño maño es un super aragonés bilingüe “english spoken”. Pues sí, que a Guille le da igual si le ofrecíamos huevitos de chocolate o easter chocolate eggs, y a sus 2 años distinguía respondiendo please o por favor según la ocasión.

El primer día fue intenso, tras almorzar en un bar partimos a nuestro cicling tour por la ciudad. Desde el centro, pasando por la Plaza del Pilar y luego por la orilla del río Ebro, hasta la zona de la expo.



Con la Expo en 2008 se remodelaron los parques, se construyeron puentes nuevos, se instaló una telecabina que hoy nadie usa y se construyeron los distintos pabellones que supuestamente serían utilizados por empresas al terminar este evento, pero siguen abandonados (efecto crisis dicen).

Hay que reconocer que la Expo le dio un aire fresco y moderno a la ciudad y que se recuperaron espacios que estaban abandonados. Lindos bares y zonas de deporte a orillas del río, que sería maravilloso en nuestro Mapocho (the Santiago of Chile’s River)… cuando le hayan quitado los malos olores.

Por la noche vimos las primeras procesiones. La primera me dio realmente miedo: muchos tipos encapuchados IDENTICOS al KuKluxKlan y el eco de los tambores, poropom poropommmmm. Y la cruz en alto, un completo espectáculo.

El viernes tras visitar las famosas basílicas del Pilar y la Seo con Adela, la madre de Carlos, fuimos ver más procesiones (como no!!), con legendarios romanos incluidos, para después ir a almorzar una paella y torrijas (delicias preparadas por Adela). Finalizando la tarde partimos a Ejea de los Caballeros. En este pueblo viven unos familiares de Gonzalo.

Ya sabíamos que había que llegar al Masters, el bar de siempre. Aquí encontraríamos con probabilidad 1 a alguno de los primos, y bueno, los encontramos a todos. Uno de ellos estaba de cumpleaños así que, cañicas (vasos de cerveza en idioma maño) iban y venían.

Asi pasamos viernes y sábado con los primos. Nos invitaron a comer, y donde obviamente hicimos “el vermú” en el clásico bar. Volvimos por la tarde a Zaragoza, ya habíamos prometido a Carlos que íbamos a comer un comer un ceviche. Así que metimos caña al tema, y le dimos en el gusto mientras Sara preparó su tortilla de papas. (lo mejor de Macondo y de Playmobiland en una noche)

Prometimos volver… (aunque todavía no sabemos en que momento)

PD: todas las fotos en el link a la derecha

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